
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Máximas Universitarias
Por Antonio Magaña
"Girard escribe desde un estructuralismo muy a la Leviestrós"
-Profesora.
"¿Tenemos que exponer presentándonos como si fueramos el autor? Por ejemplo: Buenas tardes me llamo Marx"- Estudiante hombre.
"El ejemplo decia seno pero a mi me deba coseno.Ya después de un rato me di cuenta de que estaba viendo el triángulo al revés"- Estudiante hombre.
"Girard escribe desde un estructuralismo muy a la Leviestrós"
-Profesora.
"¿Tenemos que exponer presentándonos como si fueramos el autor? Por ejemplo: Buenas tardes me llamo Marx"- Estudiante hombre.
"El ejemplo decia seno pero a mi me deba coseno.Ya después de un rato me di cuenta de que estaba viendo el triángulo al revés"- Estudiante hombre.
Libertad de cátedra ¿Qué maestros nos tocan hoy?
Por Eunice García
Así es el asunto: en primer semestre acudimos temerosos a dar de alta sus materias sin conocer maestros, materias, modos ni salones.
Con los ojos cerrados asentimos al acomodo que un desconocido en camisa ITESO hace “esta materia te la pongo aquí para que no te queden tantos huecos ¿sale?” “uy esta la vamos a mover ¿te late?” Y sales con el corazón estrujado y la resignación de un horario recién impreso.
Con suerte te tocan maestros que más allá de ser eso se convierten en amigos, cuatachos, verdaderos guías por tu recién estrenada carrera.
En los semestres que vienen la cosa cambia (debería cambiar), ahora uno anda de aquí allá preguntando por maestros, experiencias, calificaciones, genios y apodos.
Y no es que se trate de un capricho, sino que uno debe de hacerse cargo de elegir a aquellas personas que se han ganado el título de profesores, personas que con sus actos, sus programas y su libertad de cátedra, han sabido transmitir satisfactoriamente (tanto para ellos como para el alumno) los conocimientos que han adquirido tanto en su carrera como en su trayectoria profesional.
Muy válido es también elegir maestros por su carácter, por su buena vibra e incluso se dan casos de elección de maestros por su físico (hay que aceptar la galanura de algunos maestro(a) s)
Pero elige.
La misma materia con el mismo programa, mismo tiempo, mismos materiales pero diferente profesor da variaciones bastante interesantes (o estresantes, según sea el caso).
El ITESO cuenta con una amplia paleta de profesores por conocer; cada uno con su particular punto de vista sobre tu carrera, con sus programas de aprendizaje, sus recovecos cognoscitivos y su entramado afectivo.
Imperdonable meter una materia sin siquiera saber el nombre de tu maestro, seguramente en tu lista de contactos hay por lo menos una persona que puede sugerir/comentar/criticar sobre la persona que te asistirá durante todo el semestre. Piénsalo.
¿Qué maestros te tocan hoy?
Así es el asunto: en primer semestre acudimos temerosos a dar de alta sus materias sin conocer maestros, materias, modos ni salones.
Con los ojos cerrados asentimos al acomodo que un desconocido en camisa ITESO hace “esta materia te la pongo aquí para que no te queden tantos huecos ¿sale?” “uy esta la vamos a mover ¿te late?” Y sales con el corazón estrujado y la resignación de un horario recién impreso.
Con suerte te tocan maestros que más allá de ser eso se convierten en amigos, cuatachos, verdaderos guías por tu recién estrenada carrera.
En los semestres que vienen la cosa cambia (debería cambiar), ahora uno anda de aquí allá preguntando por maestros, experiencias, calificaciones, genios y apodos.
Y no es que se trate de un capricho, sino que uno debe de hacerse cargo de elegir a aquellas personas que se han ganado el título de profesores, personas que con sus actos, sus programas y su libertad de cátedra, han sabido transmitir satisfactoriamente (tanto para ellos como para el alumno) los conocimientos que han adquirido tanto en su carrera como en su trayectoria profesional.
Muy válido es también elegir maestros por su carácter, por su buena vibra e incluso se dan casos de elección de maestros por su físico (hay que aceptar la galanura de algunos maestro(a) s)
Pero elige.
La misma materia con el mismo programa, mismo tiempo, mismos materiales pero diferente profesor da variaciones bastante interesantes (o estresantes, según sea el caso).
El ITESO cuenta con una amplia paleta de profesores por conocer; cada uno con su particular punto de vista sobre tu carrera, con sus programas de aprendizaje, sus recovecos cognoscitivos y su entramado afectivo.
Imperdonable meter una materia sin siquiera saber el nombre de tu maestro, seguramente en tu lista de contactos hay por lo menos una persona que puede sugerir/comentar/criticar sobre la persona que te asistirá durante todo el semestre. Piénsalo.
¿Qué maestros te tocan hoy?
Radaman
Por Tonchivan
Radaman había tenido a su temprana edad experiencias de tal densidad que le habían hecho madurar con anticipación, las arrugas en su frente eran renglones torcidos que relataban una existencia consumidora. El sol había hecho un buen trabajo en la piel de este hombre, un bronceado le daba brillo a lugares recónditos de su cuerpo. Era un guerrero con corazón aventurero, tenía acción hasta durante sus sueños, donde realizó quizá sus más grandes conquistas y proezas.
El mar había sido testigo de la muerte momentánea de Radaman, un naufragio le dejó flotando a la deriva por siete días y siete noches, hasta que en la última luna una fémina angelical surgió de entre el agitado oleaje devolviéndole el aliento. Las sombras se habían apoderado por unos instantes del alma de nuestro héroe, presencias negras succionaban trozos de su ser emitiendo ondas de vértigo seductor. Sin embrago un rayo verde le iluminó en medio del valle de la agonía eterna, la fuerza de las estrellas corrió por sus venas, de un solo salto se colocó recostado en una playa. Dicen que durmió, que cuando despertó los labios le sabían a miel, un rastro de flores que se perdía en la marea era la única señal de color.
Hay instantes que cambian vidas, algunas veces los vemos pasar y quedan tatuados en nuestro recuerdo, otras veces nos prensamos de ellos y nos embarcamos en un viaje sin retorno. Hay miradas que crean una tangente en la senda que llevamos, si seguimos el camino nos internamos en los bosques, nos dejamos abrazar por los árboles, nos acaricia el murmullo de los ríos, nos deleitan los cantos de las ninfas. Radaman nunca volvió a ser el mismo, un trozo de su ser se había sumergido en las profundidades abismales del océano, y con una sonrisa le invitaba a reunirse con él.
Así fue que mutando su anterior costumbre, el soñador comenzó a dormir más y más. Cerraba los ojos dándole la espalda al astro rey, deambulaba bajo la palidez de la luna sintiendo a la sal de la arena cosquillearle en los pies. Cada vez que una estrella fugaz pasaba, en su cabeza surgía una cana nueva que volaba con el viento, como queriéndose escapar en un vuelo astral. La voz de su garganta huyó, cuando quiso conversar con alguien descubrió que había olvidado cómo hacerlo; entonces comenzó a cantar melodías en un lenguaje desconocido. La música de Radaman aún suena, yo la escuché entre las olas, la leí en tus ojos y la escribí con mi lengua en mis labios.
Radaman había tenido a su temprana edad experiencias de tal densidad que le habían hecho madurar con anticipación, las arrugas en su frente eran renglones torcidos que relataban una existencia consumidora. El sol había hecho un buen trabajo en la piel de este hombre, un bronceado le daba brillo a lugares recónditos de su cuerpo. Era un guerrero con corazón aventurero, tenía acción hasta durante sus sueños, donde realizó quizá sus más grandes conquistas y proezas.
El mar había sido testigo de la muerte momentánea de Radaman, un naufragio le dejó flotando a la deriva por siete días y siete noches, hasta que en la última luna una fémina angelical surgió de entre el agitado oleaje devolviéndole el aliento. Las sombras se habían apoderado por unos instantes del alma de nuestro héroe, presencias negras succionaban trozos de su ser emitiendo ondas de vértigo seductor. Sin embrago un rayo verde le iluminó en medio del valle de la agonía eterna, la fuerza de las estrellas corrió por sus venas, de un solo salto se colocó recostado en una playa. Dicen que durmió, que cuando despertó los labios le sabían a miel, un rastro de flores que se perdía en la marea era la única señal de color.
Hay instantes que cambian vidas, algunas veces los vemos pasar y quedan tatuados en nuestro recuerdo, otras veces nos prensamos de ellos y nos embarcamos en un viaje sin retorno. Hay miradas que crean una tangente en la senda que llevamos, si seguimos el camino nos internamos en los bosques, nos dejamos abrazar por los árboles, nos acaricia el murmullo de los ríos, nos deleitan los cantos de las ninfas. Radaman nunca volvió a ser el mismo, un trozo de su ser se había sumergido en las profundidades abismales del océano, y con una sonrisa le invitaba a reunirse con él.
Así fue que mutando su anterior costumbre, el soñador comenzó a dormir más y más. Cerraba los ojos dándole la espalda al astro rey, deambulaba bajo la palidez de la luna sintiendo a la sal de la arena cosquillearle en los pies. Cada vez que una estrella fugaz pasaba, en su cabeza surgía una cana nueva que volaba con el viento, como queriéndose escapar en un vuelo astral. La voz de su garganta huyó, cuando quiso conversar con alguien descubrió que había olvidado cómo hacerlo; entonces comenzó a cantar melodías en un lenguaje desconocido. La música de Radaman aún suena, yo la escuché entre las olas, la leí en tus ojos y la escribí con mi lengua en mis labios.
Un día sin conexión
Por Liliana Ruiz
Ese día no nos reconocimos a pesar de llevar tanto tiempo juntos. Diario, por la mañana, iba a visitarlo y nos veíamos como sabiéndonos un poco más que conocidos, sabiéndonos en conexión, pero conexión en la que nunca habíamos pensado antes y que tampoco nos había importunado, puesto que ese diario estar juntos, nos era más que suficiente. Quizá un día ocurrió que nos quedamos viendo mucho tiempo como tratando de encontrarnos algo nuevo, de sabernos algo más. Intentábamos vernos como desconocidos, pero dentro de nuestro intento, sabíamos que esa conexión seguía ahí, que nunca se nos escapaba, sabíamos que era una conexión profunda, pero que (lo confieso) en esos intentos de conocernos resultaba encarceladora e inoportuna; y como quien siente compasión por alguien, nos retirábamos del intento riéndonos y cubriendo nuestra estupidez imaginándonos que la conexión era hermosa, que éramos hermosos, y que nuestro juego no tenia sentido alguno. Nos reíamos de nuestro propio juego, de nuestra propia falsedad y sobre todo, de sentir que esa conexión se estaba volviendo una barrera.
Pero ese día, igual por la mañana, no supe quién era a quien estaba viendo, a pesar de ser él. En su rostro había algo de monstruoso, de tétrico, de inhumano. Parecía realmente un monstruo. Tenía los ojos muy salidos y en ellos había un profundo desprecio o un terrible misterio que no me quiso explicar, así que yo no supe qué es lo que me quería decir con esa mirada, con ese semblante, pero lo que sí supe fue que algo dentro de mí se estremeció y oprimió. A él parecía no importarle, puesto que me veía de frente sin cambiar en absoluto su semblante. La boca la tenia un poco hacia arriba como simulando una sonrisa, que en la simulación se veía irónica, burlona y tiránica. Él se dio cuenta de que su semblante me estremeció y quiso cambiarlo pero no pudo. Trató de restablecer nuestra antigua conexión pero parecía que unos hilos ocultos en su rostro lo jalaban para que el semblante monstruoso no se fuera. Trataba de verse normal, pero una vez que lo veía a los ojos, el semblante regresaba y con él el terror, mi terror. No pude evitar notar que se veía muy feo, pero como quien sabe de la incapacidad de un perro manso para morder, me acerqué a él, tratando de descubrir qué era eso que me estremecía y después de unos minutos, me quedé en pasmo; me di cuenta de qué era lo que me estremecía de él, y es que él, el monstruo que tenía enfrente, era un espejo.
¿Es de ley?
Por Benjamín Soto Ferraris.
Mucha ha sido la controversia que se ha generado alrededor de la nueva ley anti-tabaco.
Lleva ya unos días nuestra universidad trabajando con este nuevo sistema que les impide a los fumadores ser “libres” de inhalar y exhalar sus tubos de Cáncer en donde quieran.
Las posturas varían de un extremo a otro. Esta bien/Esta mal. Me va ayudar a dejar de fumar/Es una pendejada, solo voy a perder mas tiempo cada vez que quiera fumar. Los fumadores deben respetar a los no fumadores/A mi me vale madres, de todos modos estamos al aire libre. Va a ser un campus más limpio, todas las colillas van a estar tiradas en puntos mas concentrados/Van a segregar a los fumadores y se va a cortar la convivencia. Y así nos podemos seguir por horas. Analizando cada pro y cada contra de la ley.
¿Estoy a favor o estoy en contra?, es posiblemente una pregunta que te has hecho desde que inicio esta ley, o tal vez solo lo piensas mientras lees este articulo.
En lo que te decides creo que vale la pena analizar un poco más a fondo lo que representa esto.
¿Por qué necesitamos leyes que nos indiquen como comportarnos? ¿No podríamos acaso ser lo suficientemente concientes para decidir fumar en lugares que no molestemos a los demás? ¿No podríamos tener la capacidad de guardar nuestras colillas para tirarlas en los basureros correspondientes? ¿Somos animales inconcientes que deben ser orientados por barrotes y paredes para llegar a un destino? ¿No podemos marcar nuestro paso y nuestro camino pensando en el respeto a los demás?
Las leyes no sirven como patrones para definir lo que esta bien y lo que esta mal, pues hay muchas formas de seguir la ley y hacer mal, y de romperla y hacer bien.
Creo que es responsabilidad de cada uno actuar con una conciencia común, saber que cada cosa que haga o deje de hacer va a tener una repercusión en un compañero, y que es obligación de todos aprender a vivir y convivir en un espacio que cada vez esta mas lleno.
Así que cuando te fumes un tabaco, piensa en la banda (más que en la ley) antes de prenderlo y cuando te lo termines vuelve a pensar en la banda antes de tirar tu colilla por ahí.
“Sostengo que quien infringe una ley porque su conciencia la considera injusta, y acepta voluntariamente una pena de prisión, a fin de que se levante la conciencia social contra esa injusticia, hace gala, en realidad, de un respeto superior por el derecho.”
Martin Luther King (1929-1968)
Mucha ha sido la controversia que se ha generado alrededor de la nueva ley anti-tabaco.
Lleva ya unos días nuestra universidad trabajando con este nuevo sistema que les impide a los fumadores ser “libres” de inhalar y exhalar sus tubos de Cáncer en donde quieran.
Las posturas varían de un extremo a otro. Esta bien/Esta mal. Me va ayudar a dejar de fumar/Es una pendejada, solo voy a perder mas tiempo cada vez que quiera fumar. Los fumadores deben respetar a los no fumadores/A mi me vale madres, de todos modos estamos al aire libre. Va a ser un campus más limpio, todas las colillas van a estar tiradas en puntos mas concentrados/Van a segregar a los fumadores y se va a cortar la convivencia. Y así nos podemos seguir por horas. Analizando cada pro y cada contra de la ley.
¿Estoy a favor o estoy en contra?, es posiblemente una pregunta que te has hecho desde que inicio esta ley, o tal vez solo lo piensas mientras lees este articulo.
En lo que te decides creo que vale la pena analizar un poco más a fondo lo que representa esto.
¿Por qué necesitamos leyes que nos indiquen como comportarnos? ¿No podríamos acaso ser lo suficientemente concientes para decidir fumar en lugares que no molestemos a los demás? ¿No podríamos tener la capacidad de guardar nuestras colillas para tirarlas en los basureros correspondientes? ¿Somos animales inconcientes que deben ser orientados por barrotes y paredes para llegar a un destino? ¿No podemos marcar nuestro paso y nuestro camino pensando en el respeto a los demás?
Las leyes no sirven como patrones para definir lo que esta bien y lo que esta mal, pues hay muchas formas de seguir la ley y hacer mal, y de romperla y hacer bien.
Creo que es responsabilidad de cada uno actuar con una conciencia común, saber que cada cosa que haga o deje de hacer va a tener una repercusión en un compañero, y que es obligación de todos aprender a vivir y convivir en un espacio que cada vez esta mas lleno.
Así que cuando te fumes un tabaco, piensa en la banda (más que en la ley) antes de prenderlo y cuando te lo termines vuelve a pensar en la banda antes de tirar tu colilla por ahí.
“Sostengo que quien infringe una ley porque su conciencia la considera injusta, y acepta voluntariamente una pena de prisión, a fin de que se levante la conciencia social contra esa injusticia, hace gala, en realidad, de un respeto superior por el derecho.”
Martin Luther King (1929-1968)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)