Por Luis Eduardo Luna
miércoles, 30 de abril de 2008
Entenderte
Por Marylú Vallejo
Te conocí el primer día del primer semestre; anteriormente había escuchado de ti, pero no te di importancia. Sin embargo, ese día no logré sacarte de mi mente, te introdujiste a tal grado que soñaba continuamente contigo y con todo lo que podría hacer si te conociera más a fondo. El tiempo pasó y, día con día, clase tras clase, notaba que eras muy nombrada por todas las personas con las que platicaba, inclusive médicos. Lentamente te fuiste adueñando de mi vocabulario, como muchas otras, algunas veces de manera despectiva y otras de manera imponente; y aún así no lograba descifrarte.
Hubiera sido muy fácil si sólo hubiera tomado un diccionario o si le preguntara a alguien que te conociera a la perfección todas tus cualidades, pero tuve miedo. Preferí quedarme con esa parte tan tuya que al mismo tiempo se había convertido en mía, con ese misterio que te rodeaba y me llenaba de intuición para, alguna vez, usarte.
Los años han pasado; hace poco me dijeron todo lo que me faltaba conocer sobre ti. Y hoy, que me encuentro escribiendo sobre todo lo que has sido para mí, he llegado a la conclusión de que dentro de mi “progreso estudiantil” han existido varias coyunturas, entre las cuales se encuentra una muy importante: ¡entenderte, bendita Coyuntura!
Movilidad urbana es movilidad humana
Por Eduardo Martínez
Hace unos años, cuando la infraestructura de la zona metropolitana dobló su resistencia ante la presión del creciente parque vehicular, la denominada ‘Movilidad Urbana’ comenzó a ser tema periodístico, de café, de rutina. Hoy, este proceso de discusión general ha crecido en importancia con los años transcurridos. Encontrar alternativas para conseguir un flujo vehicular efectivo, es una pesquisa de todo mundo: de preocupación entre privados y públicos; responsables y espectadores; y en resumen, se habla y se trabaja para saber cómo será mejor moverse. Ahora sí son pretendidas las soluciones para el éxito en el tránsito vehicular. No obstante, debajo de los autos también hay personas moviéndose por todos lados, como hormigas, y necesitan garantizar su flujo peatonal.
¿Alguno de nosotros ya se preocupó el estatus de ‘Movilidad Física Individual’, por ejemplo en el Campus ITESO?
La muchedumbre, aunque viva en un entorno donde no parezca valer más de lo que representa el parque vehicular que la traslada de aquí para allá; también necesita de regulaciones para andar con eficacia. Y la sorpresa es que sí las hay, las hay para la gente que elige ser consciente. La que piensa un paso adelante, y piensa en virtud de sus intereses y de quienes ensamblan su entorno inmediato, con quienes intercala sus tiempos y espacios reducidos.
Voy a reflejar lo dicho, en lo cotidiano. Los cientos de estudiantes universitarios que se concentran y se apoltronan todos los días en la cara oriente de la Cafetería Central, sólo para platicar, no se dan cuenta de que su presencia a lo ancho del pasillo que lleva hasta la explanada del edificio ‘Xavier Scheifler’ obstruye e incomoda el tránsito de todos los que pasan caminando por ahí; si los universitarios, los ilustrados, no quieren hacer conscientes las necesidades de quienes componen la menor de sus circunferencias, en este caso las de movilidad personal; entonces puedo imaginarme que no hay más ni menos esperanza para depositar, en quienes están alejados de los beneficios de esta cara educación. La movilidad y la irresponsabilidad no combinan.
Con mucha buena intención y poquísima suspicacia, la dirigencia del ITESO implantó una plazuela en este sitio, para que los estudiantes pudieran ocuparla y charlar ahí, como acostumbran. El resto del campus, basto e imponente como lo es en su extensión y en sus servicios, se ve que no les interesa para desperezarse.
Lo que sí debe interesarnos es que hay varias reglas esenciales en la Movilidad Física Individual; y que no implican más esfuerzo que pensar un poco, tener buen ojo y la voluntad de no importunar el desplazamiento a los demás.Qué tal si aplicamos estas reglas en nuestra vida diaria, para garantizar una buena experiencia de movilidad peatonal cotidiana.
1.- Hay que andar siempre por la derecha. Dividamos el camino que andamos en dos sendas longitudinales, y caminemos por la del costado derecho. Esta regla simple, evita las ‘danzas de confusión’ que se generan cuando dos personas se encuentran de frente, en una vereda angosta del centro de la ciudad, por ejemplo.
2.- A platicar al parque. Si dos afectos coinciden en un pasillo o banqueta; antes de hacer pausa y saludarse, deben buscar un lugar donde no obstruyan el flujo de quienes pasean por el mismo camino, aunque no parezca venir nadie por ningún lado. Esta medida puede aplicarla uno de los dos, tres o diez implicados; el más consciente del grupo; y claro, siempre antes del beso y el abrazo que arranca la plática.
3.- Mucha prisa, poca prisa. Es más complicado de aplicarse, en especial si se trata de enfermos o de ancianos; pero es un hecho que quien lleva prisa debe encontrar un canal libre para pasar sin embestir a los demás. Quien no lleva prisa, es muy probable que no pierda nada con dejarse rebasar por el que no tiene tiempo qué perder. Hay que voltear el cuello y observar bien, para entender qué sucede a nuestras espaldas.
4.- La basura es como un tope. Básico para quienes visitan los tianguis o lugares muy congestionados. La basura, aunque sea ‘un papelito’, se acumula y en suma obstruye; y puede dificultar el paso de más de una persona dentro de la multitud. Por supuesto, si quien lee esto atiende un local o una estantería, debe guardar la basura que genera su trabajo, y responsabilizarse de ella hasta su recolección final.
5.- Ruedas no. Si va a un tianguis, a una exposición o a cualquier sitio lleno de personas; no cometa el error de hacer rodar una carreola, una bicicleta, un triciclo, o una patineta entre las demás personas. Es incómodo para todos, entorpece el movimiento. En una idea, el móvil personal de desplazamiento, en el mejor de los casos, debe abarcar sólo el espacio de diámetro que genera el cuerpo de una persona.
6.- No suba ni estacione su auto sobre la banqueta. Esto ayuda a evitar problemas vecinales, da mejor aspecto al vecindario, facilita el tránsito por las veredas de quienes usan sillas de ruedas, ancianos, madres con hijos, ‘diablitos’ y otros tipos móviles de carga. Es imprescindible que esto se aplique, si se trata de una avenida de alto tránsito de carros.
7.- Cada noche ilumine el zaguán de su casa. La movilidad individual nocturna, es más eficaz y cómoda si se iluminan las afueras de las casas. Si quiere ahorrar luz, no sólo compre un foco ahorrador para las afueras, también apague la televisión. Eliminemos la Ciudad Gótica.
8.- Más allá de barrer y lavar la banqueta, anímese a tener en buen estado el trozo de vereda que le corresponde a su casa. Si las raíces de un árbol, a su cargo o dentro de sus territorios, levantan la plancha de cemento de su finca; piense que vale la pena, estética y funcionalmente, usar un domingo para cortar las puntas de las raíces y volver formar la banqueta. Convénzase de que es bueno que su trozo de banqueta luzca superficialmente uniforme, vistosa, presentable y útil. La gente que no tiene ‘15 años’ se lo agradecerá.
9.-La esquina no es Club Social. Especial para barrios populares, y para mujeres que caminan solas de un punto a otro. No sólo es incómodo pasar por una esquina y observar a más de dos personas sentadas o paradas charlando, da desconfianza al peatón, es símbolo de holgazanería y obliga a las personas a perder tiempo en sus traslados, ya sea porque prefieren rodear para evitar tal o cual bocacalle, o porque tienen qué bajar de la banqueta para seguir su camino.
10.-Los Cruces de Peatones, o ‘Pasos de Cebra’ son el espacio de quienes no tienen auto, frénese antes de la inminente luz roja y permítales circular con amplitud por estos pasos.
Los conflictos generados por la ineficacia, inseguridad, el riesgo y la demora del transporte en las manchas urbanas son responsabilidad de todas las personas; la movilidad urbana debe estar garantizada en su funcionalidad y desde su raíz.
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