miércoles, 23 de abril de 2008

Malditos ellos…

Por Sara Mandarina

Es la época de finales y como un monstruo que levanta la pata lenta pero decididamente, prometen aplastarnos. Yo no entiendo, la mera verdá’, por qué nos hacen pasar estos suplicios. Todos los profesores, confabulados diabólicamente, deciden dejar hasta el final (de ahí el dichoso nombrecito) el castigo máximo, haciendo sutiles y paradójicas referencias bíblicas (con eso del castigo final, digo). Castigo que disfrazan de inversión: invertimos nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestras noches en aprender, en desentelarañar nuestra capacidad reflexiva, analítica y sintética y ejercitar ese fabuloso y nunca bien ponderado músculo conocido mandarinescamente como cerebrín. 

¿Y por qué castigo? Una de dos: o somos bien inteligentes y el profe nos está aplicando esa de “lo que no nos mata nos hace más fuertes” o de plano le deyectamos (o sea, cagamos) al susodicho académico y la explicación al castigo no se hace necesaria. El caso es que en estas fechas, el ITESO se convierte del antro que abre más temprano y donde te dejan pasar incluso descalzo al purgatorio a donde todos vamos a parir chayotes y comparar el avance de nuestro trabajo con todo aquel que se nos cruza por los pasillos, para no sentirnos tan mal o agobiados cuando nos damos cuenta que hay unos cuantos perdidos que ni enterados están del mentado trabajo. 

1 comentario:

Micro dijo...

¿qué clase de trabajo te dejan?

Hay unos que sí se manchan, pero la verdad, en la mayoría de los casos me he topado con criterios de evaluación medio barcos, e incluso, condescendientes (big chaaale).

¿o cómo explicas que una compañera llegue hasta 6to semestre de comunicación si no le gusta leer?! (obvio que omito su nombre, pero ejemplos abundan)

Llegar a teoría sociocultural implicó haber pasado análisis sociocultural, y antes etnografía del entorno sociocultural!! y sin saber/gustar/querer leer!

Y luego vienen los estereotipos