Por Luis Eduardo Luna
La escuela, en su interés por preparar a los alumnos para el mundo profesional, utiliza una de las herramientas didácticas más provechosas, más subestimadas y más difíciles para los alumnos: los trabajos en equipo. Cada semestre tiene por lo menos uno, y es la piedra en el zapato del alumno.
En un trabajo en equipo hay quien no hace nada y hay quien hace todo. Existen los que discuten hasta el más mínimo detalle del trabajo, y también los que se resignan a aceptar los mandatos de unos pocos. Hay veces que no existe claridad sobre de qué trata el trabajo encomendado. Los problemas de horarios y tiempos complican la dedicación de los miembros del equipo a la tarea; con tantas facilidades de comunicación, el problema no está ahí. El problema parece estar en la falta de compromiso hacia la tarea.
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