martes, 4 de marzo de 2008

¿Y tu Demonio?

Por Laura Liliana Ruiz Gómez

Me pareció interesante la perspectiva que en el texto libre del primer número de la revista se mostró, y es el presente texto una crítica a esa visión que en lo particular encuentro absurda pero necesaria, necesaria porque nada existe sin su contrario. 

A partir de Grecia, vino acuñándose el término Demonio como el mensajero divino, que no es ni dios ni ser humano o ente propiamente terrestre, sino un puente entre ambas; es decir, un mediador o mensajero de los dioses. Sin embargo, este término ha sido relativamente olvidado o dejado de lado por razones que desconozco; no obstante me parece que debe ser rescatado dentro de nuestra sociedad y en particular, dentro de la pequeña sociedad de la que todos formamos parte llamada ITESO.

La creencia de poder dotar a un hombre de superpoderes o convertirlo en hada madrina que viene a cambiar la sociedad por el peso de su varita mágica, me parece absurda y hasta cierto punto peligrosa por la infactibilidad que presenta; y es justo aquí donde me parece se debiera rescatar el Demonio, Demonio visto como la crítica que hace de mediador o puente entre ese mundo meramente ficticio, más no por ello dotado de ¿buenas? intenciones, y el mundo terrenal donde la impotencia, el desencanto y la corrupción son el pan de cada día. 

Este demonio-crítica hace un enlace de esta dualidad (fantasía/realidad), no sólo haciendo maquinaciones cerebrales fantasiosas de un mundo feliz y únicamente ¿bueno? (es decir, absurdo), ni quejándose siempre de todo y para todo, sino conjugando estas dos partes, sumamente importantes, que son la realidad y la fantasía. En un momento dado esta dualidad, a través de la crítica –o sea, el Demonio-, podría llevar a una reforma tanto del individuo como de la sociedad, reforma que tendrá que ser criticada y nuevamente reformada y así sucesivamente, mediante una dialéctica ascendente.

Creo que principalmente esta crítica ha de venir de y hacia nosotros mismos como individuos inmersos en sociedad, para después o quizá al mismo tiempo criticar nuestro contexto, es decir las instituciones morales y sociales, nuestra cultura y forma de ser, dando pie, si no a una sociedad mejor, sí a una más responsable y humana, donde por lo menos pueda haber coherencia y diálogo.

Sin más, invito a los estudiantes a hacer participe al Demonio en nuestra vida, en nuestro actuar y en nuestra visión, jamás dejándolo de lado, sino al contrario, haciéndolo cada vez más fuerte.

¿Y tu Demonio? ¿Está vivo?

No hay comentarios: